1. La situación de los docentes en cuanto a su trabajo es complicada y cada vez lo será más. Es necesario adquirir competencias profesionales que
sirvan para vivir en el contexto en que se trabaja, competencias
interactivas que fortalezcan al profesorado para hacer frente a los
nuevos problemas, ya que intentar volver al pasado supone una derrota
segura.
2. Los objetivos a conseguir se dirigen a la satisfacción profesional de los docentes y al bienestar educativo del
alumnado; esto supone recuperar el prestigio profesional del
profesorado y conseguir que los alumnos/as, recuperando la motivación,
aprendan más. Los principales obstáculos para ello son el malestar
docente, que se manifiesta como desfondamiento, agotamiento profesional y
despersonalización de las relaciones sociales, y también las conductas
disruptivas de los alumnos/as y la violencia del profesorado hacia los
alumnos/as y de los alumnos/as hacia sus profesores/as.
3. Las estrategias para lograr los objetivos y superar los obstáculos pasan por un adecuado
desarrollo organizativo, la mejora de las relaciones en el aula, el
refuerzo de la autoestima del profesor y de su equilibrio emocional y el
afianzamiento del compromiso moral del profesorado, ya que la educación es una tarea que exige valores para educar a las nuevas generaciones.
4.
La tarea educativa exige la implicación de la comunidad en el fomento
de la convivencia. Como demuestran el trabajo y las buenas prácticas de
distintos centros educativos, es posible llevar a cabo esta tarea
conectando a las distintas Instituciones implicadas en el centro
educativo, elaborando códigos consensuados, haciendo de la convivencia el objetivo común de la tribu, trabajando con calidad y calidez y buscando soluciones para motivar al alumnado.
5. El trabajo de la convivencia en positivo pasa por el desarrollo de una adecuada educación emocional,
entendida como un proceso educativo continuo y permanente que pretende
potenciar el desarrollo emocional como complemento del desarrollo
cognitivo, educando para la vida. Para ello es necesario diseñar y
aplicar programas de educación emocional, intensificar la formación del
profesorado en estos temas, elaborar materiales para su aplicación y
contar con las familias para su desarrollo.
6. La Educación para la Ciudadanía permite e impulsa el trabajo de la convivencia en positivo;
una sociedad que quiera sobrevivir debe trabajar las competencias
emocionales y el desarrollo de las emociones positivas como la alegría,
el humor, el amor y el bienestar emocional. Más allá de sus posibles
concreciones, la Educación para la Ciudadanía aparece como un espacio
idóneo para el fortalecimiento de las competencias emocionales y, por
tanto, para el desarrollo de la convivencia en positivo, constituyéndose
en “algo más que una asignatura” y no “una asignatura más”.
7.
El aprendizaje de la convivencia es un aprendizaje complejo que se
construye desde temprana edad, en el seno de las instituciones sociales,
con los adultos y entre iguales. En el fondo de la buena convivencia está el desarrollo del criterio moral y
el éxito en el aprendizaje se produce en el seno de instituciones con
fuerte densidad moral. Una escuela que se ajuste a la educación en
valores deberá desarrollar capacidades básicas complejas (autoestima,
asertividad, empatía, capacidad de diálogo, …), así como estrategias
metodológicas generales y específicas.
8. La
orientación educativa pretende ayudar a las personas a imaginar,
planificar y llevar a cabo un proyecto de vida satisfactorio, así
como ayudar a planificar de la manera más personalizada posible los
procesos de enseñanza y aprendizaje, para favorecer el máximo desarrollo
de la persona, con la implicación de diferentes agentes educativos y
sociales. Así, la orientación educativa se plantea desde un enfoque
multiprofesional y comunitario de la educación, contando con diversos
profesionales y desarrollando amplias competencias, más allá del ámbito
estrictamente escolar.
9.
La orientación es un derecho, y no sólo un servicio, que debe ser
desarrollado y garantizado por la Administración pública. Debe
contribuir a eliminar los distintos tipos de violencia presentes en la
escuela (curricular, organizativa, evaluadora, sobre las expectativas
del alumnado, etc.) desde los principios de calidad, equidad y
responsabilidad compartida. Debe también desarrollarse desde un
planteamiento matricial, cruzando la Administración con los distintos
sectores, con los distintos profesionales, con las necesidades del
alumnado y de sus familias, de manera que se cree una red integral de
apoyo a la infancia y a la adolescencia.
10. Se constata un déficit de formación del profesorado para trabajar la convivencia y el afrontamiento positivo de los conflictos.
Convivencia y ciudadanía democrática constituyen un objetivo educativo
en sí mismos. Esto implica la mejora de las relaciones interpersonales
entre los miembros de la comunidad educativa que se traduce en mejor
calidad de vida, mejoría de los resultados académicos y mejor prevención
de cierto tipo de conflictividad.
11. Los
contenidos de la pedagogía de la convivencia democrática incluyen el
tratamiento de los derechos humanos, la laicidad, la ciudadanía, la
solidaridad, la no violencia, el respeto, la diversidad, la ternura, el
conflicto y la esperanza. Asimismo, hacen frente a los factores
disgregadores de la convivencia democrática y, en concreto, el odio, los
maniqueísmos y la idea de enemigo, el miedo, los fundamentalismos, las
mentiras, la corrupción, el dominio y las discriminaciones.
12. La formación para la convivencia asume varios presupuestos:
el conflicto como punto de partida, el entendimiento de la estructura
del mismo, la importancia de la afectividad y del cultivo de las
relaciones interpersonales, la planificación del trabajo desde los
diferentes ámbitos del currículo, la aceptación de las diferencias y el
compromiso con los más necesitados, la formación asentada en la
organización democrática, la ciudadanía y los derechos humanos y la
combinación de la teoría con la práctica. Asimismo, se concibe al
profesor/a como un profesional que domina su materia, conoce diferentes
estrategias didácticas, sabe crear grupo, está comprometido con su rol
de educador y es agente de esperanza.
13.
Para favorecer la convivencia y la inclusión del alumnado no es
suficiente el apoyo individual a un alumno o alumna, sino que hay
también que reestructurar la escuela y el aula para que se pueda
integrar la diversidad del alumnado; uno de los aspectos más
susceptibles de reestructuración se asienta en la relación que mantiene
el profesorado con sus alumnos/as.
14. En este sentido, del análisis de lo que sucede en el aula se ve que es positivo personalizar la relación y no limitarse sólo a enseñar, plantear una interacción salpicada de humor,
relacionarse haciendo valoraciones de todos los alumnos/as y
practicando flexibilidad en los acuerdos. A su vez, hay que evitar las
interacciones que tienen lugar bajo la tensión y el antagonismo, y
especialmente las generadoras de antagonismo y tensión encubiertos, la
velocidad excesiva, pasar del alumnado o mostrar favoritismo y
descrédito. La convivencia en el aula conlleva, entre otras cuestiones,
la reflexión del profesorado sobre las formas de interacción que
mantiene con su alumnado.
15. La autoridad del profesorado se
define como la capacidad y posibilidad de influir en sus alumnos/as
para que hagan cosas, mantengan determinados comportamientos, etc.; para
su refuerzo no hay recetas ni son válidas las simplificaciones,
dependiendo esta capacidad no sólo de los sujetos, sino también de los
contextos e instituciones. A lo largo de la historia se ha ido
desarrollando de distintas formas y, en nuestra sociedad, se ve afectada
por las consecuencias de la expansión de la información y la quiebra de
los conocimientos y valores válidos para la sociedad del futuro.
16.
La nueva autoridad del profesorado pasa por la constitución y refuerzo
de la comunidad educativa como espacio de paz, afecto y ayuda mutua,
comunidad educativa que reserva un amplio espacio a la participación y
que acepta como importante plantear un reto cívico para sus alumnos de
cara a la sociedad en la que viven. Es posible construir la nueva
autoridad del profesorado si se trabaja en equipo, se trabaja paso a
paso y se celebran los éxitos que se van alcanzando.
17.
Trabajar la convivencia en los centros y en las aulas sigue siendo un
reto importante y es necesario ayudar y potenciar al profesorado para
que pueda llevar a cabo esta labor. El Congreso insta a las
Administraciones Educativas a continuar trabajando en esta línea, y al
Ministerio de Educación y Ciencia para que siga impulsando la
coordinación y el refuerzo del trabajo de todos los profesores y
profesoras.
Madrid, 6 de abril de 2008